San Diego Azcorra: la hacienda que se convirtió en colonia al sur de Mérida
De casona a barrio tradicional, la ex hacienda San Diego Azcorra conserva su valor histórico y arquitectónico en el sur de Mérida

Al sur de Mérida, la ex hacienda San Diego Azcorra es un vestigio de la época en que el “oro verde” impulsó a Yucatán. Hoy, entre muros desgastados, arcos de estilo morisco y jardines en ruinas, esta casona recuerda el esplendor de tiempos pasados.
Aunque su extensión original fue fraccionada hasta quedar reducida a poco más de mil 700 metros cuadrados, la hacienda no desapareció. Al contrario, dio identidad y nombre a la colonia, que hoy la rodea y la reconoce como parte de su historia y paisaje urbano.

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¿Cómo surgió la ex hacienda San Diego Azcorra?
La finca se remonta a finales del siglo XIX y fue propiedad de Manuel Cirerol y Canto, gobernador de Yucatán entre 1870 y 1872. Su arquitectura, con arcos moriscos y escalinatas de piedra, reflejaba el esplendor de la época henequenera.
Con el tiempo, la propiedad pasó a la familia Canto, que la habitó y subdividió en múltiples terrenos, con lo que inició su transformación para convertirse en un asentamiento urbano.
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¿Por qué fue declarada Sitio Patrimonial de Mérida?
La casona conserva un corredor con la placa que acredita su reconocimiento como Sitio Patrimonial, primero en 1870 y después ratificado por el Ayuntamiento de Mérida a mediados de los años 90, siendo alcalde Patricio Patrón.

El inmueble es valorado por su importancia histórica, arquitectónica y ambiental como testimonio del desarrollo urbano del sur de la ciudad. Por muchos años en su interior hubo una galería y una cafetería. A la fecha se encuentra cerrada y no hay acceso al público.
Pese al deterioro, la familia Canto Escoffié mantiene el resguardo del inmueble como símbolo de la memoria henequenera.
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¿Qué transformaciones sufrió la hacienda hasta convertirse en colonia?
Desde 1912 la ex hacienda pasó por sucesivas ventas, herencias y divisiones de terreno, hasta que los antiguos plantíos de henequén dieron paso a tablajes catastrales y fraccionamientos.
De esta manera, la hacienda terminó convertida en la actual colonia Azcorra, que conserva el nombre y la memoria de aquella época de esplendor henequenero.