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“Springsteen: Música de Ninguna Parte” es una poderosa reflexión sobre la depresión y los traumas generacionales I CRÍTICA

El actor Jeremy White Allen ofrece una de las mejores actuaciones de su carrera en “Springsteen: Música de Ninguna Parte"

“Springsteen: Música de Ninguna Parte está disponible en salas de cine. FOTO: CANVA/20th Century Fox/IMDb
“Springsteen: Música de Ninguna Parte está disponible en salas de cine. FOTO: CANVA/20th Century Fox/IMDb

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Por: Kevin Samaniego

En los últimos años, las biopics de artistas legendarios se han convertido en una de las tendencias favoritas de Hollywood. No es casualidad que producciones como “Michael”, basada en la vida y trayectoria del “Rey del Pop”, estén generando gran expectativa entre el público.

Ahora, llega a las salas de cine “Springsteen: Música de Ninguna Parte”, una biopic que se aleja de las convenciones del género para ofrecer un viaje introspectivo por la mente del artista y explorar el proceso creativo detrás de "Nebraska", uno de sus discos más icónicos.

Una propuesta que, sin duda, me sorprendió gratamente por la profundidad de su mensaje y su honestidad emocional hacia los espectadores. A continuación, te comparto mi opinión personal desde POSTA Entretenimiento.

¿De qué trata “Springsteen: Música de Ninguna Parte”?

Ambientada en 1982, la película sigue a Bruce Springsteen (Jeremy Allen White) cuando estaba a punto de alcanzar la fama internacional y decide embarcarse en la creación de su álbum “Nebraska”, tras finalizar una extensa gira.

Mientras el músico trabaja en nuevas canciones, los fantasmas de su pasado comienzan a atormentarlo, llevándolo a plasmar en cada letra su dolor, traumas y pensamientos reprimidos, con el apoyo de su manager Jon Landau (Jeremy Strong).

En medio de esta búsqueda artística y emocional, Bruce intenta conectar con Faye (Odessa Young), una joven que le hace cuestionarse si aún puede ser feliz y abrirse a los demás.

¿La cinta es una reflexión sobre la depresión y la salud mental?

La película combina dos líneas temporales: la infancia y el presente del artista. Aunque al principio parecen no tener relación, conforme Bruce empieza a componer, todo adquiere un sentido más profundo.

El resultado es un relato triste pero profundamente humano, que muestra cómo los traumas familiares pueden heredarse y perpetuar un ciclo de dolor. mensaje es claro: romper esos patrones y reconciliarse con el pasado es esencial para poder sanar.

A pesar de su ritmo pausado, considero que ese mismo elemento potencia su mensaje. Su atmósfera introspectiva nos permite adentrarnos en la psique del protagonista, generando una empatía genuina con su proceso interno, buscando que logre encontrar paz.

¿Jeremy Allen White ofrece una actuación distinta?

Sin duda, la cinta funciona gracias a la interpretación de Jeremy Allen White, recordado por su papel en “El Oso”. Su actuación no busca ser grandilocuente ni dramática, sino contenida y emocionalmente honesta, acorde con la historia que se narra.

Con simples gestos logra transmitir lo que siente el personaje, y su interpretación vocal (sí, él mismo canta los temas de Springsteen) refuerza la idea de cómo la música puede convertirse en un canal para sobrellevar el dolor para todo el mundo.

Por su parte, Jeremy Strong ofrece una sólida actuación como el manager de Bruce. Aunque su papel es más discreto, aporta equilibrio y humanidad al viaje del protagonista.

¿La música también fluye en sintonía con la historia?

Las composiciones de Dave Cobb no buscan deslumbrar con grandes arreglos, sino acompañar la soledad y la introspección del artista. Con una simple guitarra acústica, logra crear una atmósfera melancólica y auténtica que resulta bastante bella en momentos.

Destaca también el trabajo vocal de White, quien logra transmitir tanto la adrenalina de “Born in the U.S.A.” como la melancolía de “Atlantic City”, con un estilo propio que incluso fue elogiado por el propio Bruce Springsteen.

¿“Springsteen: Música de Ninguna Parte” vale la pena?

Puede que no se convierta en la biopic favorita del público, pero es una historia necesaria y conmovedora, impulsada por grandes actuaciones y un mensaje poderoso sobre la salud mental, el duelo y la reconciliación personal.

Si eres fan de Bruce Springsteen, esta es una película que no puedes perderte. Al final, deja claro que la fama nunca podrá llenar el vacío que habita dentro de nosotros, pero la música puede ayudarnos a entenderlo.

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