Procesión del Silencio en Viesca: Una experiencia en Semana Santa
Cientos de fieles participaron en la 10 edición de la Procesión del Silencio en Viesca, Coahuila con música cardenche y tradición.
En Viesca, un pequeño pueblo mágico del norte de Coahuila, la llegada del Viernes Santo transforma el ambiente. Las calles se cubren de un silencio solemne, como si todo el lugar se detuviera para recordar un hecho sagrado.
En los portales de las casas, aparecen cruces de madera adornadas con listones morados, señal inequívoca del duelo por la muerte de Jesús. Afuera, los altares se visten de negro y morado, mientras la imagen de la Virgen de los Dolores preside cada rincón, como testigo del dolor y la fe que envuelven a la comunidad.
A medida que se acerca el atardecer, el pueblo se prepara. Poco antes de las siete de la tarde, los nazarenos comienzan a agruparse alrededor de la cofradía, que luce cubierta de flores blancas.
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Son los costaleros, hombres que han sido elegidos para cargar con solemnidad la imagen de la Dolorosa. Sus pasos serán firmes y acompasados, marcando el ritmo del cortejo.
Luego llegan ellas: las plañideras. Vestidas completamente de negro, avanzan en silencio, sosteniendo rosarios y velas encendidas entre las manos. Sus rostros reflejan respeto, entrega, una conexión íntima con la Virgen a la que acompañan en su camino de sufrimiento. Iluminan su paso y el de todos los que, detrás de ellas, continúan la procesión.
Al final, se unen los grupos de nazarenos que han hecho promesas o mandas, cumpliendo con devoción un compromiso personal. Caminan con recogimiento, fundidos en la atmósfera de recogimiento y fe que envuelve a Viesca en una de sus noches más sagradas.
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¿Cómo surge la tradición?
La tradicional Procesión del Silencio en Viesca nació hace una década, luego de que el municipio recibiera la declaratoria como Pueblo Mágico. Desde entonces, cada Viernes Santo, las principales calles del pueblo se convierten en escenario de esta manifestación de fe que reúne a cientos de visitantes.
En entrevista con POSTA Coahuila, el cronista municipal Manuel de Jesús Lastra explicó que esta celebración religiosa se organiza con al menos un mes de anticipación y cuenta con la participación activa de los habitantes del pueblo.
“Cuatro jóvenes corpulentos son los encargados de cargar la imagen de la Virgen, que realmente es pesada”, comentó Lastra. “El sacerdote encabeza la procesión junto con su equipo de colaboradores. Detrás de ellos va la Dolorosa, seguida por las autoridades locales e invitados especiales.”
Después, continúan las cofradías, integradas por personas que visten túnicas de distintos colores y capirotes como
- Negro
- Morado
- Rojo
- Blanco
- Amarillo
Cada cofradía representa distintos aspectos de la fe católica y los misterios del Rosario.
“La Señora de Negro también forma parte del recorrido, un personaje simbólico que representa el luto profundo. Y durante el trayecto se escuchan los cinco misterios del Rosario, acompañados por cantos de música cardenche, un género tradicional de la región que data de la época del Porfiriato”, añadió.
El cronista destacó que la primera edición de la procesión se realizó en 2015 y solo se ha suspendido una vez, en 2020, a causa de la pandemia. En 2025 se celebra ya la décima edición, con una creciente participación tanto de locales como de visitantes.
“El fervor religioso se siente en el ambiente. La gente llega con mucha devoción, y también hay una derrama económica importante para el pueblo. Es una tradición que une a la comunidad y nos da identidad”, concluyó.
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¿Cómo se vivió este 2025?
A pesar de las altas temperaturas, cientos de personas se dieron cita en las calles del Pueblo Mágico de Viesca para participar en la décima edición de la Procesión del Silencio, una de las tradiciones más emblemáticas de la Semana Santa en la región.
El recorrido, encabezado por la imagen de la Virgen de los Dolores, se desarrolló entre un ambiente de solemnidad y recogimiento.
Desde temprana hora, los asistentes comenzaron a ocupar sus lugares a lo largo de las principales calles del municipio para presenciar el paso de las cofradías, las plañideras y los nazarenos que participaron en el acto litúrgico.
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En la plaza principal, un grupo de cardencheras originarias de la región lagunera entonó cantos tradicionales de luto y dolor, en homenaje a “María, Madre de Dios”, mientras la procesión avanzaba lentamente bajo el sol de la tarde.
Como cierre del Viernes Santo, la Camerata de Coahuila ofreció un emotivo concierto de música sacra, que puso el broche final a una jornada marcada por la fe, la tradición y la participación activa de la comunidad.