La casa embrujada Amaya Cázares en Saltillo: familia lleva Halloween al siguiente nivel
Desde hace una década, Ángel Cázares y Javier Amaya transforman su hogar en una casa embrujada que atrae a cientos de visitantes.

Lo que hoy se conoce como la Casa Embrujada Amaya Cázares comenzó hace más de 10 años con una sencilla decoración frente a la vivienda de Javier Amaya en Saltillo. Su pareja, Ángel Cázares, recuerda que la inspiración surgió de la abuelita Esperanza Gómez, quien solía decorar su hogar en estas fechas.
“Ella nos transmitió esa emoción por adornar y compartir con los demás. Ahora lo hacemos en su memoria, con la misma ilusión que ella tenía”, explicó Ángel.
Con el paso de los años, la decoración se expandió de un pequeño espacio de 2x3 metros a ocupar toda la casa, incluyendo la entrada, sala, comedor, baños, pasillos y escaleras. Hoy en día, la planeación comienza con al menos cinco meses de anticipación.
¿Qué diferencia a este hogar de otras casas con decoración de Halloween?
A diferencia de otros hogares que optan por un estilo alegre de Halloween, la pareja prefiere un ambiente más oscuro. “Nos gusta lo terrorífico, los animatrónicos, los efectos que asustan de verdad. No buscamos el happy Halloween, sino que la gente viva una experiencia completa”, comentó Cázares.
La casa ubicada en un fraccionamiento al poniente de Saltillo, cuenta con entre 10 y 15 animatrónicos y más de 200 decoraciones diferentes, que van desde payasos siniestros hasta figuras de espantapájaros y brujas.
Cada elemento, dice Ángel, es resultado de semanas de trabajo y una inversión importante: “Algunos animatrónicos pueden costar entre cinco y diez mil pesos, pero lo hacemos por pasión. Si no la tienes, esto no sale igual.”
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¿Cómo ha impactado está tradición familia a la comunidad Saltillense?
Desde hace tres años, la Casa Embrujada Amaya Cázares se ubica en el poniente de Saltillo, donde se ha ganado el reconocimiento de vecinos y visitantes.
“La gente ya nos ubica. En el grupo del fraccionamiento avisamos que vamos a repartir dulces, y todos se preparan. También vienen familias de otros sectores, de Ramos Arizpe, de Arteaga e incluso de fuera de la ciudad”, relató Ángel.
Cada 31 de octubre, cerca de 200 personas visitan la vivienda para pedir “dulce o truco”, sacarse fotos y disfrutar del recorrido. Los anfitriones, junto a familiares y amigos, se disfrazan y reparten dulces con el propósito de mantener viva la ilusión de los más pequeños.
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¿Cómo es la experiencia de quienes acuden a pedir Halloween en esta casa?
El año pasado la temática fue más colorida; este 2025, la casa está dedicada a los payasos aterradores. La reacción de los visitantes no se hace esperar: “Muchos niños entran con miedo, algunos familiares incluso piden que los acompañemos porque no se atreven a pasar solos. Pero al final todos se divierten”.
Más allá de los sustos, el objetivo de la pareja es compartir un momento especial. “Lo hacemos por gusto, por recordar a nuestra abuelita y porque queremos que los niños vivan esa ilusión. Ver sus sonrisas y su emoción es lo más bonito de todo”.










