Cinco meses sin respuestas: la desaparición de Ana Amelí en el Ajusco
La búsqueda de Ana Amelí en el Ajusco continúa sin hallazgos definitivos, mientras su familia y colectivos exigen a las autoridades resultados.

Han pasado casi cinco meses desde que Ana Amelí García Gámez, una joven estudiante de la UNAM de 19 años, desapareció en la zona montañosa del Ajusco. El 12 de julio de 2025 salió a hacer senderismo, una actividad que realizaba con frecuencia, pero ese día no regresó.
Desde entonces, su nombre se convirtió en un llamado urgente a las autoridades, un punto de encuentro para colectivos de búsqueda y un símbolo de la crisis de desaparecidos de la que comúnmente no se habla en la Ciudad de México.
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¿Qué se sabe del día en que desapareció Ana Amelí?
El último rastro confirmado de Ana Amelí corresponde a la mañana del 12 de julio, cuando ascendió hacia el Pico del Águila.
Según testimonios, ella esperaba encontrarse con amistades que nunca llegaron y decidió continuar con otro grupo de senderistas. Ese mismo día envió un mensaje acompañado de una fotografía desde la parte alta del cerro, la última señal que se tiene de ella.
Después, su teléfono dejó de emitir señales y ningún reporte oficial ha logrado reconstruir con exactitud su ruta de descenso ni las circunstancias que la rodearon en las horas siguientes.
¿Qué han hecho las autoridades en estos cinco meses de desaparición de Ana Amelí?
Las primeras semanas se desplegaron operativos de gran escala: elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, brigadas de rescate, binomios caninos, drones y helicópteros recorrieron las veredas del Ajusco, desde la Cantinflora hasta Cruz del Marqués y zonas más profundas hacia Parres.
Aunque las búsquedas abarcaron amplios perímetros, no se han encontrado indicios concluyentes. La familia de Ana Amelí ha buscado que el caso no pierda visibilidad y ha solicitado incluso la intervención federal, mientras colectivos de búsqueda y organizaciones civiles continúan ingresando al terreno por su cuenta, documentando accesos y caminos que consideran clave para no detener la búsqueda.
Pese a que la Comisión de Búsqueda de la Ciudad de México ha declarado que la de Ana Amelí es la mayor búsqueda en campo realizada hasta ahora en la zona del Ajusco, en la capital del país, no se ha localizado.
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¿Por qué su desaparición encendió alarmas más allá de su caso?
El Ajusco, aunque es uno de los pulmones verdes más visitados de la capital, también carga un historial grave de desapariciones recientes.
Familias, colectivos y especialistas han señalado que la zona presenta condiciones que dificultan la vigilancia: caminos poco señalizados, áreas extensas sin cobertura telefónica y presencia de actividades ilegales.
La desaparición de Ana Amelí no es un hecho aislado; se inserta en un entorno donde desde hace años se reportan casos sin resolver y donde la ausencia de políticas de prevención y monitoreo deja amplios espacios a la incertidumbre.
La historia de Ana Amelí revela una verdad incómoda: la montaña que muchos ven como un espacio de paz también puede convertirse en un territorio vulnerable, en el que la falta de vigilancia, infraestructura y políticas públicas se mezcla con la complejidad natural del terreno.
El Ajusco es un lugar de recreación, pero también una zona donde la impunidad y la falta de respuestas se han vuelto demasiado comunes.
A casi cinco meses de la desaparición de Ana Amelí, el caso sigue siendo un recordatorio de que la protección de las personas en espacios naturales debe ser una prioridad urgente, y de que detrás de cada desaparición hay una familia que sigue esperando verdad, justicia y cero impunidad.
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